miércoles, 17 de septiembre de 2008

E R O T I S M O

Es un deseo sensual y sexual emitido por nuestras pasiones. Son sensaciones fuertes de querer percibir sexualmente a nuestra pareja.
Para cada persona existe una diferente forma de sentirlo y expresarlo, pero no es definido ni limitado absolutamente para nadie, jamás lo hemos explotado al máximo, ni siquiera con quién creamos que nos haya hecho llegar al éxtasis de nuestros deseos e impulsos.
Traslademos nuestra conciencia hacia la lejana memoria, vivamos y sintamos cada una de nuestras experiencias sexuales pasadas, caeremos en cuenta que ninguna es igual a la otra, ni nuestra carga erótica es la misma... He aquí el punto de comprensión, en que todos vibramos de distintas formas ante distintas personas (como cuando receptamos las sutiles fragancias que emite nuestra pareja en el acto, los cuales no se parecerán al de ninguna otra), y que el erotismo nace del momento, depende de la persona a quién querramos ofrecérselo, de como querer sentirla, del como querer que nos sientan, nuestras pasiones, nuestros sentimientos y de todo aquello que nos provoque brindar. Simples razones que nos enseñan, que en ningún lado estan escritas las verdaderas formas de hacer el amor o tener el mejor de los sexos.
Estos deseos penetran en nosotros por varios medios, como por ejemplo mediante los sentidos (visión, gusto, olfato, tacto), en este excitante juego, ellos emiten y receptan los estimulos provocados por nuestras pasiones, como cuando sentimos esa energía y esa vibra al rozar nuestro cuerpo con el de nuestra pareja, al sentir las caricias de otro rostro, al percibir fragancias , al tocar, al sentir, al gemir, al besar, etc.
Una vez concluido el acto o experiencia sexual, el erotismo no tiene porque morir, siempre habrán muchas sensaciones que nos provoquen seguir realizando por sencillas que sean, pero muy útiles para la satisfacción mutua, como por ejemplo, después de hacer el amor, para mí no hay nada más placentero, que observar la silueta de mi pareja en la penumbra de la habitación, y con mi mano recorrer todos aquellos caminos claros y oscuros de su cuerpo, para luego poder besarlos, sentirlos con mis labios, con mi lengua y hasta con mi propio cuerpo.




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